Hoy me he leído la fábula del zorro y el cuervo y me ha
gustado mucho. Se aprenden muchas cosas con las fábulas. Esta fábula nos enseña
que no debemos ser vanidosos ni creer todos los halagos que nos hagan porque
podrían estar engañándonos para conseguir cosas de nosotros.
El zorro y el cuervo
Cierta mañana de
verano en que el Sol calentaba los campos, el cuervo en una rama saltaba de
contento. Había robado un gran trozo de queso en una granja y se proponía
llenarse bien la panza.
No lejos de allí
rondaba el zorro desfallecido, oía como gruñían sus tripas; no encontraba nada
el pobre zorrito que llevarse a la boca. En eso vio el zorro al cuervo en lo
alto del árbol; el pájaro brincaba satisfecho con su sabroso bocado en el pico.
Al zorro se le hizo la boca agua oliendo el queso y como ya se sabe que el
hambre aguza el ingenio, se le ocurrió una idea para comérselo.
El cuervo al oír estos
halagos hinchó el pecho muy ufano y se dispuso a lanzar uno de sus graznidos,
abrió el pico y el queso cayó en las manos del astuto zorro.
El zorro se zampó el
queso al momento delante del cuervo. Luego se marchó tan fresco riéndose de él
y ¿sabéis porqué?, por vanidoso y tonto.
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