lunes, 13 de febrero de 2012

El zorro y el cuervo


Hoy me he leído la fábula del zorro y el cuervo y me ha gustado mucho. Se aprenden muchas cosas con las fábulas. Esta fábula nos enseña que no debemos ser vanidosos ni creer todos los halagos que nos hagan porque podrían estar engañándonos para conseguir cosas de nosotros.

El zorro y el cuervo

Cierta mañana de verano en que el Sol calentaba los campos, el cuervo en una rama saltaba de 
contento. Había robado un gran trozo de queso en una granja y se proponía llenarse bien la panza.

No lejos de allí rondaba el zorro desfallecido, oía como gruñían sus tripas; no encontraba nada el pobre zorrito que llevarse a la boca. En eso vio el zorro al cuervo en lo alto del árbol; el pájaro brincaba satisfecho con su sabroso bocado en el pico. Al zorro se le hizo la boca agua oliendo el queso y como ya se sabe que el hambre aguza el ingenio, se le ocurrió una idea para comérselo.

- Muy buenos días compadre.- saludó zalamero el zorro. – Vengo de muy lejos a escucharle porque he oído tu hermoso canto.

El cuervo al oír estos halagos hinchó el pecho muy ufano y se dispuso a lanzar uno de sus graznidos, abrió el pico y el queso cayó en las manos del astuto zorro.

El zorro se zampó el queso al momento delante del cuervo. Luego se marchó tan fresco riéndose de él y ¿sabéis porqué?, por vanidoso y tonto.

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